El ciclista utópico

El ciclista utópico

¿Puede un accidente cambiar nuestras vidas? ¿Podemos usar un accidente para cambiar nuestras vidas?

Son dos de las preguntas que responde la obra El ciclista utópico y que se ha hecho su director, Yayo Cáceres, a la hora de trasladar el texto a la escena. Una dramaturgia de Alberto de Casso, ganadora del Premio de Literatura Dramática Fundación Teatro Calderón de Valladolid en 2014.

Protagonizada por Fran Perea y Fernando Soto, dos actores con una amplia y reconocida trayectoria en teatro, y producida por el Teatro Calderón, Emilia Yagüe Producciones (El pintor de batallas, Comedia Multimedia) y Feelgood Teatro (Feelgood, La estupidez).

Manuel (Fran Perea), un maestro rural que vive feliz y apaciblemente con su mujer y sus tres hijas menores de edad. Acebal (Fernando Soto) es un hombre rústico, cerril, reaccionario, exaltado y aparentemente ingenuo que diseña en su ilusoria cabeza una serie de máquinas delirantes, insensatas y utópicas que faciliten las relaciones humanas.

El destino los une un día en que, cegado por el sol, Manuel atropella en un cruce al ciclista Acebal y destroza su bicicleta. El ciclista se muestra muy apenado por este hecho y despierta la compasión de Manuel.

Este atropello hará que surja un vínculo fuerte, tenaz y sumamente destructivo entre ambos personajes. El ciclista Acebal se infiltrará cada vez más en la vida familiar y laboral de Manuel hasta convertir su existencia en un tormento y al final hará que su presencia resulte tan sofocante como necesaria, y todo llegue a un punto de no retorno.

Sinopsis

El ciclista utópico de De Casso me despierta éstas y otras preguntas.

Dos personas encerradas en una relación que se va complicando con el paso del tiempo. Uno, intentando mantener la utopía en la que vive. El otro, intentando conseguir la suya a raíz de un accidente que reúne a dos hombres en medio de una carretera.

Un texto incómodo. Una relación incipiente y oscura que desnuda a su vez otras relaciones en el entorno de los personajes. Humor duro y con el sarcasmo suficiente como para importunar.

De Casso nos ofrece este texto en el que, una vez más, el teatro nos ayuda y nos sirve para escrutar la condición humana y el profundo e intrincado laberinto de las relaciones.

Manipulación, culpa, deseos ocultos, personajes oscuros y extremos, más otra cantidad de ingredientes asoman en este Ciclista utópico en el que dos personajes, el que provoca el accidente y el accidentado, se meten a la vez en un túnel en el que quizás ni siquiera se ve la luz de la salida.

Dos personajes, dos actores al servicio de la historia; y una historia humana y descarnada que no dejará indiferente al espectador que se verá reflejado en…

¿En cuál?
Después de ver el montaje, si se anima; nos lo confiesa.

Título: El ciclista utópico
Direccción: YAYO CÁCERES
Autor: ALBERTO DE CASSO

Espacio escénico: CAROLINA GONZÁLEZ
Iluminación: MIGUEL ÁNGEL CAMACHO
Vestuario: TATIANA DE SARABIA
Música y espacio sonoro: YAYO CÁCERES y FRAN PEREA
Direción técnica: ALEJANDRO GALLO
Maquinaria: FEDE RUIZ

Construcción escenografía: Mambo Decorados, S.L.
Produción Musical: Alfonso Samos
Pintura telón y acabados: Sfumato
Diseño gráfico: Gorka Garmendia
Fotografía: Quique Marí
Comunicación: Marea GlobalCOM

Dirección de producción: JAVIER MÁRQUEZ
Producción Ejecutiva: JAVIER MÁRQUEZ
Distribución: Marea GlobalCOM

 

Alberto de Casso

Alberto de Casso Basterrechea (Madrid, 1963) es un dramaturgo español que ha vivido también en Ghana y Cuba. Algunas de sus obras como Harmattan, publicada por Hiru (2001); Tres mujeres en África, en Ediciones Antígona (2014) o Los Viernes del Hotel Luna Caribe están relacionadas con estos países.

Ha conseguido algunos de los premios teatrales más destacados y sus obras se han representado principalmente en los circuitos alternativos. En 1999, obtiene el Premio Calderón de la Barca con Los Viernes del Hotel Luna Caribe; y el Lope de Vega en 2008, con Y mi voz quemadura (Esperpento Ediciones Teatrales) publicada junto con su obra Raquel y Rachid, obras que se representaron en Madrid, Donosti, Zaragoza, Cáceres y Cataluña. Obtuvo también el premio Escena Contemporánea 2009 con El cuerpo oculto (Ediciones Invasoras, 2017) y el VIII Certamen internacional Leopoldo Alas Mínguez de Fundación SGAE 2015 con La tarde muerta.

También obtiene ese mismo año el Premio Teatro Calderón de Valladolid con El ciclista utópico. cuyo estreno tuvo lugar el 24 de marzo de 2017 en el mismo teatro. También recibe el VIII Certamen Internacional Lam de la SGAE con La tarde muerta.
Su obra El segundo infierno se estrenaba en el Teatro Lagrada el 21 de octubre de 2016 con dirección de Andrea de Gregorio. Ha colaborado con obras breves en varios volúmenes de El tamaño no importa (AAT). En la Habana, ha estrenado ya tres obras, La lengua muerta, por la compañía El Buscón; Viaje a la ceniza, premio AAT 2014 estrenada en julio de 2017 y La seducción del eunuco en 2018 por la compañía Gaviota y dirigida por Lilian Dujarric.

En diciembre de 2018, ganó el premio Buero Vallejo de Guadalajara con su obra Vorágine 123321. En abril de 2019 publica La mala herencia editada por Ediciones Invasoras que se estrenó el 13 de diciembre de 2019 en la Sala Lagrada con dirección de Laura Garmo. Sus obras se han representado en España, Chile y Cuba y han sido traducidas al inglés y catalán.

¿Puede un accidente cambiar nuestra vida? ¿Podemos usar un accidente para cambiar nuestras vidas?

 

El ciclista utópico de De Casso me despierta éstas y otras preguntas.

Dos personas encerradas en una relación que se va complicando con el paso del tiempo. Uno, intentando mantener la utopía en la que vive. El otro, intentando conseguir la suya a raíz de un accidente que reúne a dos hombres en medio de una carretera.
Un texto incómodo. Una relación incipiente y oscura que desnuda a su vez otras relaciones en el entorno de los personajes.

Humor duro y con el sarcasmo suficiente como para importunar. De Casso nos ofrece este texto en el que, una vez más, el teatro nos ayuda y nos sirve para escrutar la condición humana y el profundo e intrincado laberinto de las relaciones.

Manipulación, culpa, deseos ocultos, personajes oscuros y extremos, más otra cantidad de ingredientes asoman en este Ciclista utópico en el que dos personajes, el que provoca el accidente y el accidentado, se meten a la vez en un túnel en el que quizás ni siquiera se ve la luz de la salida.

Dos personajes, dos actores al servicio de la historia; y una historia humana y descarnada que no dejará indiferente al espectador que se verá reflejado en…

¿En cuál?
Después de ver el montaje, si se anima; nos lo confiesa.

Yayo Cácerés

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Cartel de El ciclista utópico

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